Sentencias de Sabiduría.
- Sandra Tabares
- 22 feb 2015
- 1 Min. de lectura
Jeremías 17,5-13:
Así habla Yavé:
¡Maldito el hombre que confía en otro hombre,
que busca su apoyo en un mortal,
y que aparta su corazón de Yavé!.
Es como mata de cardo en la estepa;
no sentirá cuando llegue la lluvia,
pues echó sus raíces
en lugares ardientes del desierto,
en un solar despoblado.
¡Bendito el que confía en Yavé,
y que en él pone su esperanza!
Se asemeja a un árbol plantado
a la orilla del agua,
y que alarga sus raíces hacia la corriente:
no tiene miedo de que llegue el calor,
su follaje se mantendrá verde;
en año de sequía no se inquieta,
ni deja de producir sus frutos.
El corazón es lo más complejo,
y es perverso: ¿quién puede conocerlo?
Yo, Yavé, yo escudriño el corazón
y sondeo las entrañas;
yo doy a cada cual según su conducta
y según el fruto de sus obras.
El que amontona riquezas injustamente
es como la perdiz que se echa sobre huevos ajenos;
tendrá que dejarlas, en la mitad de su vida,
y al final no será más que un insensato.
Un trono glorioso y excelso,
es nuestro Santuario:
esperanza de Israel, Yavé,
los que te traicionan serán confundidos.
Los que se rebelan serán borrados del país,
porque abandonaron el manantial de agua viva.
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